sábado, 6 de agosto de 2005

Exposición JAVIER AYUSO. Sitges







LA EMOCIÓN PINTADA

La pintura de Javier Ayuso es un acontecimiento emocional.

Este artista ha encontrado en la plástica la forma de vivir su universo interno con un diálogo secreto y patente con los afortunados que le acompañamos en su búsqueda de lenguaje expresivo.

Si nos introducimos en su proceso de creación podemos abrir las puertas que llevan al interior de su obra a la inversa y así poder participar en su camino vital y pictórico:

1ª puerta: La acción.

La catarsis de la emoción en pintura aparece a través de colores cálidos, ardientes, con el contra punto helado de azules casi fosforescentes, que dan a estos cuadros autobiográficos, la tensión de la lucha.

El conflicto emocional para este pintor, que si no tiene batalla no le interesa pintar, se resuelve a través de emociones sutiles o broncas, desabridas o suaves, pero, en fin, es la barrera de la máscara que se produce por homología con el sentido de defensa.

En la creación de espacios en el interior del cuadro se protege, produciendo la inviolabilidad de la intimidad. Le da la sensación de estar a salvo, es el laberinto acogedor, y también, su purgatorio.

Es un conflicto que se acaba resolviendo con la catarsis de la mancha y su propia acción a través del tiempo de secado y reposo durante la noche.

El componente de ilusión y sorpresa se produce a la mañana siguiente con el encuentro amoroso con la pintura que se dejó reposar, a su aire, a su antojo, porque el tiempo, el espacio y la materia tienen su propio baile, su expresión casual y genuina y eso también pinta, en la acción compulsiva y apasionada de este pintor visceral que ama y vive intensa y atormentadamente a través del cuadro.

En el acto de pintar primero plasma las emociones como manchas de color y luego organiza conceptualmente el espacio añadiendo líneas: puertas de entrada y salida en ese espacio vital, cuadrado, como los cuatro elementos de la Tierra, el lugar donde transcurre la vida; con acrílicos densos y transparentes veladuras, que dan la sensación al contemplarlas de respiración y pálpito.

2ª puerta: La pasión.

En el corazón del cuadro late su vida atormentada y lúcida. Su búsqueda empieza desde la infancia y, seriamente se encuentra con la pintura, desde el año 1978.

Su pasión vital está subyugada por la convulsión social, la respiración de la sociedad está en su propio aliento.

Le atrae por su patetismo (el pathos griego: el sufrimiento) el expresionismo abstracto de los artistas vascos. Sus gamas cromáticas en esos años son oscuras...

En su pasión ininterrumpida se le hace difícil el parar de pintar, el límite es la muerte del cuadro, eso le dificulta el momento de acabar la acción encima del lienzo; es como la vida: la muerte al anochecer, el nacimiento al amanecer, y entonces empieza otro cuadro...

Hace poco descubre la lucha titánica dentro de su propio ser y empieza a pintar en rojos salvajes y en formato grande, y en ese transcurso dedica un cuadro a la tragedia vital de una niña-madre, mujer de carne y hueso que llegó a creer soñada en la geografía abrupta y sensual de su obra.

3ª puerta: Su sueño.

En la mitología de su pasión por la pintura, en lugar destacado sobre otros muchos cuadros, ocupan un lugar preeminente “El perro” de Goya, “El jardín de las delicias” de El Bosco y “El grito” de Munch, esta elección no casual sino empática, dan la medida de su ideario en la búsqueda del “por qué” un cuadro, y la otra señal indicadora de su trayecto pictórico lo ofrecen los títulos que identifican sus sentimientos a la hora de actuar: “No hay motivo de alarma”, “Geometría sentimental”, “Las bases del conflicto”, “Narciso en grado sumo” y otros...

En fin, la vida, la pasión por vivir y la catarsis visceral después del inicio conceptual, son los ejes de su lucha pictórica y el resultado es esa convulsión placentera y atormentada que se produce en el espectador a la hora de ver sus cuadros.

Como en la pintura, anochece el encuentro con este pintor creíble y vital
y amanecen sus cuadros...

Texto: Mara Estellés Contreras (Doctora en Bellas Artes).