sábado, 28 de marzo de 2009

Exposición ISIDRE MARCET. Sitges (Barcelona).


LA MEMORIA DEL INCONSCIENTE, 
Isidre Marcet (Sitges, 1952).

Transcurridos más de treinta años desde la primera exposición de Isidre Marcet en Sitges, esta muestra antológica ofrece una retrospectiva de su obra. El método ideal para el estudio de una pieza es disponer del conjunto de obras realizadas en el mismo período de tiempo y a su vez poder insertar éstas en la secuencia evolutiva de la obra del autor. Este ha sido el caso. Para poder estructurar cada época y al tiempo destacar la diversidad de su creación ha sido necesaria una rigurosa y difícil selección entre cientos de piezas. Lógicamente muchas piezas no han sido incluidas y paralelamente hemos iniciado la catalogación de su obra con la inestimable colaboración de Joan Carles Vicente hoy día asesor artístico en el Hotel Estela de Sitges y experto que prestó sus servicios en la Galería René Metras de Barcelona y, por tanto, gran conocedor de la singladura artística de Marcet.

El presente de Sitges no se entiende sin contemplar su íntima relación con los innumerables artistas que la han habitado. En los últimos años del siglo XIX se encontraron aquí pintores locales como Joaquín de Miró, Antoni Almirall o Joan Battle, y otros venidos de fuera como Arcadi Mas o Joan Reig i Soler, primero con Meifrén y Casas y después con Rusiñol. En estos ciento dieciocho años transcurridos, mucho es lo que la bella población de Sitges y sus actuales moradores debemos a aquellos que, por su buen juicio, han enriquecido el patrimonio cultural y protegido hasta donde les fue posible los elementos urbanos y paisajísticos de los que hoy se puede disfrutar, como es el caso de Marcet y su grupo escultórico, donado altruistamente, instalado en los jardines de la Fundación Ave María, en la calle Artur Carbonell.

LOS ORÍGENES
Isidre Marcet es un pintor nacido en Sitges, donde siempre ha residido. Heredero de las vanguardias que se desarrollaron a partir del Movimiento Modernista, tan ligado al pasado de la Blanca Subur y sus Festas Modernistas. A partir de los desarrollos iniciales del impresionismo, se produjo un abandono de los ideales del arte académico y un retorno a los aspectos inmediatos de la vida cotidiana. En general, hasta fines del siglo XIX, la tradición concebía el arte como la representación del hombre y la naturaleza bajo modelos preestablecidos. La gran ruptura de los movimientos modernos con la tradición fue la deconstrucción del arte como esencia.

Las vanguardias artísticas volcaron la mirada hacia la riqueza espiritual y estética, incluso de los pueblos no europeos, introduciendo transformaciones inéditas en las concepciones plásticas. Es lo que podemos observar en los trabajos de estética primitivista realizados por Marcet a principios de los ochenta, de clara influencia africana y picassiana. El artista moderno, al abandonar el universo simbólico de la cultura tradicional, desencadenó una sensibilidad nueva que refleja la vivencia de un mundo en conflicto, articulándose una cultura de la máquina – “Nou Mon” -que se verá representada positiva o críticamente en las producciones artísticas de las nuevas tendencias.

Las revoluciones sociales, los enfrentamientos bélicos, el hundimiento del Humanismo y la angustia del hombre en la sociedad industrializada serán temas recurrentes a lo largo del siglo XX. El arte alcanza la capacidad provocadora para promover nuevos conceptos de individuo y realidad, enriqueciendo las categorías de lo urbano, el tiempo y la experiencia, la percepción, la libertad, el compromiso social y la exploración del inquietante inconsciente. En su última obra, mediante el retrato de seres imaginarios, Marcet nos muestra sus inquietudes artísticas, intelectuales e incluso humanas, marca de la originalidad y angustia vital del autor.

Marcet pinta desde siempre; sus primeras lecciones las recibe en las Escuelas de los Escolapios de Sitges, como sus compañeros Rafael Monzó y Artur Duch, y aún colegial, en los tiempos del bachillerato en los “franciscanos” de Vilanova i la Geltrú, acude a aprender a pintar con óleo al taller del maestro Salvador Massana, su profesor de dibujo en la escuela. Massana, que continua viviendo en Vilanova, heredó la técnica de Joaquim Mir, no en vano lo conoció cuando era niño y ejerció de ayudante y aprendiz del artista. A los diecinueve años, Marcet, cursa tres años de estudios de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de la Llotja, pero no es hasta 1977 cuando realiza su primera exposición, en la Galería Carrer Major de Sitges, de esta época son títulos como “Ca la Celia”, “Bodega del canobre” o “Les casetes”; muerto el General Franco era el momento del renacer de las utopías…, expone en S.Pere de Ribes, Vilanova i la Geltrú y una vez más en Sitges y tras vivir un tiempo como empresario ferretero, y dejando el negocio familiar, pasa durante un período a dedicarse a criar cabras en el campo. Es en ese período donde, según cuenta Marcet, toma conciencia de quién realmente es.


ESCUELA MASSANA. LOS OCHENTA
Animado por su compañera Montse Quiles, con quien ha tenido dos hijos, vuelve a los estudios en la Escuela Massana entre 1984 y 1986, esta vez de cerámica y anatomía artística. Siempre sin dejar de pintar, en su taller de la Calle Major, hasta la actualidad.

Fueron años de contadas exposiciones, en la Galería Yolanda Ríos de Sitges y otras colectivas en la Escola Massana y Salou (Tarragona). En estos años la pintura y la cerámica de Marcet se enriquecen mutuamente. Además la cerámica y sus volumen es indudablemente un excelente camino para explorar la escultura, también colabora con el ceramista Wali Hawes de Bombay (India) en la realización del vídeo “El Árbol de Fuego”(1989).

En este período produce y expone pinturas, dibujos y esculturas. Joaquín Domínguez escribía en las páginas de L´eco de Sitges: “…Marcet comienza al estilo de los clásicos con la adicción de ideas impregnadas de sutil fantasía, como ocurre con la mujer desnuda, de espaldas y al lado la fotografía llena de vida y exquisito erotismo de un rostro de mujer tierna. Inquieto en un tenso afán de búsqueda de nuevas formas a base de la combinación de colores diferentes, llega a una fase de ruptura por medio del retorcimiento de la materia que inevitablemente le conduce al hallazgo de nuevas e inauditas formas. Así, tras un periodo de producción de seres deformes, de parejas mutiladas con taras físicas y el dolor psíquico visible en sus rostros, se lanza hasta el collage de amontonamiento de volúmenes (maderas y cartones combinados con colores) que para mí tiene el valor de expresión impresionista del vómito lanzado al entorno por el artista insatisfecho que busca de manera más o menos consciente el revulsivo social.”

Aunque el estudio de la obra de Marcet nos muestra la posibilidad de diversas clasificaciones, optamos por una clasificación por series. Estas series estarían compuestas por un conjunto de piezas relacionadas entre sí y con una secuencia entre ellas. La comprensión de dichas series está en su conjunto y cada una de ellas contiene sus propias características .Hemos creído que era más importante conservar el orden creativo que el temporal, no interrumpiendo ni rompiendo así las series, sino, mostrando en su caso la evolución de una idea. Por ello el orden cronológico sufre alguna alteración .

La primera serie, coincidente con el período de los estudios de cerámica en la Escuela Massana, tiene una estética primitivista, de influencia picasiana, mencionada anteriormente, y consta de tres grupos, atendiendo al soporte utilizado por Marcet –papel, cartón y terracota-, con obras como “Angels noctambuls”, “El amor seducido”, “Lorca davant mateix”, “Fugint” o “El Rei de Harlem”.

En estos años ochenta, Marcet realiza una concienzuda investigación, prolija en resultados, comienza la creación de su personal universo en tres dimensiones; mediante el ensamblaje de maderas y otros elementos de reciclaje, -con cierta afinidad a Torres García y a los “juguetes” de Esteban Vicente- compone un mundo de geometrías, colores y formas contenidas entre las cuatro paredes y fondo, dando lugar a una serie muy numerosa de “cajas”, a modo de escenario teatral y paisajes. En otros casos las composiciones con maderas generan figuras y en ocasiones éstas forman escenas; sin descuidar la obra pictórica, cultivándola en paralelo, en intima relación.

Al tiempo que Marcet investiga con materiales de reciclaje –madera, cartón, etc.-, abre una nueva línea de experimentación matérica con pigmentos, cemento o polvo de mármol, generando texturas con raspaduras sobre materia y grietas, y experimenta con collages, cuyo fruto mostrará en la Galería Yolanda Rios de Sitges y especialmente en una sucesión de exposiciones durante los años noventa que le llevará a fichar por una de las galerías más importantes del panorama catalán: Metras.

Francés Miralles escribía con motivo de la exposición “X de X a Joan Miró” en 1993, “La obra de Isidre Marcet se ha desarrollado, básicamente en los años ochenta; en un momento de crisis estilística y de revisión de propuestas anteriores…encontramos el gusto por la materia y el color típicos de los años cincuenta y se reencuentra dentro de la ola de recuperación de diversas connotaciones del Informalismo. También de la abstracción de los años treinta encontramos la composición geométrica de planos”. No obstante es evidente el esforzado trabajo de Marcet por encontrar los símbolos que le son propios y quedan perfectamente sugeridos en los títulos de sus obras; y fruto de esta experimentación son las series que recogemos bajo los nombres de “cromatismes”, “abstracción estructural”, “construcció”, “estructures arquitectóniques”, “estructures de pensament”, “geometría espacial”, “reflexes mentals”, “el jardí del temps”, “retrats” o “Nou Mon”. Series que en algunos casos el autor inicia en los últimos años ochenta, pero que en general maduran en los noventa y los primeros años del nuevo milenio.


LOS NOVENTA. LA GALERÍA RENÉ METRAS
Son tiempos de una intensa entrega al trabajo y de una abundante y fértil producción artística, la abnegada dedicación de los pasados años comienza a dar sus frutos en forma de muestras. Marcet comienza su relación con la Galería Lemia Art de Sitges, participando en una exposición colectiva junto a Joan Abelló, Bosch Roger, Claramunt, De Sucre, Fradongo, María Girona, Mundó, Rafols Casamada, Xaus Tàpies y Tarrasó, y posteriormente realizará dos exposiones individuales -91 y 93- al tiempo que participa en certámenes de pintura y colectivas itinerantes como “III Certamen Nacional Pintores para el 92”, “VII Mostra d´art Contemporani Catalá”, “Noventa de los Noventa”, “V Centenario del Descubrimiento”, “Pintores Internacionales Olimpiadas 92”, “Centenari Festes Modernistes” o la mencionada “X por X a Joan Miró”.

En 1994 Marcet es convidado por la Galería René Metras, de la calle Consell de Cent en Barcelona, para participar en la exposición “Metre en boîte un univers”, junto a Jiri Chemelar, Rosa Brugat, Eduardo Cortils, Roshan Houshmand, George Lipchak y Antonio Oleada. Supone el inicio de una estrecha relación profesional, afectiva y diría de camaradería con Charles Metrás, director junto a su hermana Margaret de la Galería fundada por el padre de ambos, René Metras, que abrió sus puertas en 1962 y donde han expuesto, desde sus inicios, artistas como Fontana, Miró, Saura, Wols, Hartung, Fautrier, Enrst, Vasarely, Arp, Ponç, Tapies, Cuixart, Picasso, Feito, Millares, Delannay o Ferrant.

El vínculo con los Metras se consolida. Un par de años más tarde presenta una serie de dibujos y collages a base de elementos reciclados en la exposición “6 artistas”, junto a Alexa Anaya, Juan Cruz-Plaza, Jun-ae Lee, Pilar Van Ravell y Joseph Veciana; al año siguiente presenta en la misma Galería la pintura “Titilla sense Cap” y otra serie de collages en la exposición “Choix”, junto a Joan Descarga, R. Houshmand, Perico Pastor, Agustí Puig, Joan Rom, Antoni Socias y Alicia Vela. Finalmente en 1998 tiene lugar su primera exposición individual en Metras, dentro del programa “Presencies del nostre temps”. Marcet expone su obra más madura pinturas con tratamiento de fondos blancos, collages y esculturas, realizadas de nuevo con materiales de reciclaje a base de maderas de cajas de frutas o detalles de viejos muebles que adquieren nuevos significados, generando variedad de totems, figuras humanoides, etc.
En el mismo año, Metras participa en New-Art`98, la Feria de Arte que muestra el panorama del arte contemporáneo catalán, presentando a Marcet junto a Beat Kéller. Realizada en el Hotel Sants Barceló, sobre el evento escribía Isidre Roset en las páginas de L´eco de Sitges: “La habitación 123 fue ocupada por las obras de Marcet frente a las de Beat Keller, dos artistas interesados en la investigación de volúmenes: Isidre encajando y componiendo alegorías geométricas, Keller recuperando objetos encontrados conjugándolos con antiguos grabados. Los dos trabajan el collage de objetos recuperados, ambiguos, que a través de sus manos se transforman en significantes testimonios de nuestra era post-industrial destacada por la máxima consumista “usar y tirar”.
En 1999 Marcet despide el milenio con otra exposición individual en Metras –“Obra reciente”-, compartida con el poeta sitgetano Joan Durán que dedica una serie de poesías a las obras presentadas; materializado el acto en un recital.


ACTUALIDAD. REFLEXIÓN Y SÍNTESIS
Tras el intenso período de producción y realización de exposiciones anterior, Isidre Marcet se aparta voluntariamente de los escaparates exteriores que supone la participación en muestras y certámenes, entrando en una etapa mucho más introspectiva. Continua su trabajo creativo y de investigación, en su taller de siempre en la calle Major de Sitges, y éste parece estar orientado a dar un impulso unificador a su obra. Así, después de un periodo inicial de impulso emocional, seguido de otro más sensible, recala en el actual caracterizado por un razonamiento claro y preciso: “Marcet es un pintor de pocas exposiciones. Las madura tranquilamente, y en sus cuadros aún a pesar de la espontaneidad de los trazos, hay una profunda reflexión.” Escribía años atrás Montse Lago en L´eco de Sitges. Y así, no es hasta 2003 cuando realiza la siguiente exposición, nuevamente en Metras, y en este caso colectiva bajo el título francés “Reencontré d´instant”, junto a Aparici, Huete, Séller, krahn, el propio Charles Metras y Saladrigas. Presenta collages y entre ellos “L´home vermell”-cartón sobre papel y acuarela-.

"Es evidente que el espíritu se nutre de aquello que lo rodea. Por lo tanto hay enriquecimiento constante del individuo, lo que hace que eso sumado a una inquietud creadora lo convierta en artista", comenta Marcet; para quién lo exterior no es lo esencial, sino lo interior, el contenido, y la imagen que surge en el momento de la realización de una obra es fruto de la voluntad dirigida a dejarse ir y vivir el instante, tal como éste mana. Marcet, encuentra en las dualidades realidad y la fantasía, materia y espíritu, arriba y abajo, verticalidad y horizontalidad el equilibrio que le impulsa a vivir el presente. El ideal de un trabajo libre y creativo le ha llevado a recorrer caminos diversos, desde la abstracción a los objetos cotidianos, emprendiendo un diálogo constructivo que define el resultado. La utilización de los materiales en función del entorno y del momento vivido, en la interacción tiempo-espacio, es una de las herramientas a menudo usadas por el artista.

Absorber, reposar, retornar, restituir al plano físico aquello que es espiritual. Dejarse llevar en el hecho mismo de pintar, produciendo texturas, dibujos y colores, que son el resultado de la reflexión inconsciente de la memoria, son los ingredientes para la realización de la actual obra de Isidre Marcet; que durante los últimos años, se puede encontrar colgada en las paredes de la Galería Pau d´arara, en la calle Major, distante escasos cien metros del taller del artista. Su última serie “Nou Mon”, resultado y síntesis de otras anteriores, compuesta fundamentalmente de oleos sobre tela, muestra una serie de seres imaginarios formados de elementos mecanizados y geométricos –a veces inorgánicos-, formando mágicas escenas en un universo onírico.

Texto: Francisco Lara Mora, comisario.