sábado, 19 de mayo de 2007

Exposición SANTIAGO TACCETTI & NATALIA ANGEL. Sitges












SANTIAGO TACCETTI.

Heredera de los dibujos adolescentes con bolígrafo, en cuaderno o block y junto al teléfono, la de Santiago Tachetti es una gráfica con identidad propia.

Su obra, inspirada en los medios masivos, el consumo popular y las culturas teen, fast-food, fashion, magazine o videoclip, recupera la iconografía de los ídolos, las costumbres y estereotipos de turno, revisándolos con trazo firme y frescos trastornos cromáticos.

Los altos contrastes, el habitual uso de colores ácidos, la combinatoria blanco/negro y los juegos ópticos y cinéticos con líneas y geometrías caracterizan su imaginería.

Siluetas de personajes hedonistas y estilizados, a veces claramente reconocibles, otras veces anónimos, remarcan un carácter estereotipado, lleno de poses y actitudes propias de la cultura visual consumista y mediática.

Escenas sociales, figura humanas y objetos aislados que hablan con ritmo, cadencia y sutil ironía de la democratización del estilo, el estrellato y el lujo doméstico, así como del frenesí informativo, el vértigo emocional y la violencia más o menos explícita que caracteriza a nuestros tiempos.

Su trabajo ha circulado por las más importantes revistas de tendencias del país; reportajes de moda; aplicaciones de comunicación publicitaria; instalaciones site-specific para eventos culturales o locales comerciales, y proyectos de colaboración e intervención de productos como la marca de zapatillas Vans.

Texto: Alex Brahim.


NATALIA ANGEL

Es una artista visual y ha incursionado en la fotografía, diseño, reportajes de moda, escaparatismo y publicidad.

Con técnicas digitales crea imágenes destellantes, ingeniosas, agudas o retadoras, a veces provocativas, a veces sublimes.

Es amante de la ludificación  del hand-core, la fantasía juvenil, los universos pop, el mass media mainstream, los dibujos animados, el síndrome de Peter Pan propio de la generación X, los chats y anuncios clasificados de sexo y publicidad.

Hace uso de los estereotipos como recurso para la convergencia de mensajes y como excusa para la transformación de materiales cotidianos y la reproducción de ciertos sueños de purpurina.

A través de la copia, el pastiche y la apropiación, reconstruye, suplementa y recontextualiza, generando intertextos multifuncionales que alejan a la comunicación de su origen, dejando solo su aura fantasmal, ala que utiliza como escenario.

El resultado: imágenes que redundan en el divertimento visual o la parodia, a la vez que exponen conceptos o visibilizan ciertas analogías acerca de la construcción social y el carácter de la comunicación misma.

Una riqueza desde el criterio estético jamás exenta de un fuerte contenido político, aquel subyace latente tras la poética pop de sensibilidad visual.

Texto: Alex Brahim.

jueves, 10 de mayo de 2007

Exposición LUIS MORO. Segovia

















PARAÍSOS ELEMENTALES.

El hilo conductor de esta exposición es el hipocampo -caballito de mar- que interpretado por Luis Moro genera esculturas, pinturas, grabados y tres lámparas que a su vez proyectan imágenes en todos los planos del espacio expositivo, paredes, suelo y techo.

La realización de las plantillas para elaborar, mediante la deconstrucción de la figura del hipocampo, una serie de esculturas de bronce, sugiere al autor la creación de unas lámparas que proyecten los huecos generados por las mismas.

Las figuras proyectadas generan una constelación de formas, luces y sombras, que Luis traslada sobre lienzo, creando su "serie negra". Aquí es donde la exposición hila con el mito de la caverna de Platón, en el que habla de cómo en el mundo vemos los reflejos de las sombras que proyectan las realidades.

El mito de la caverna es una explicación alegórica, realizada por Platón en el VII libro de La República, de la situación en que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento. Así Platón explica su teoría de la existencia de dos mundos: el mundo sensible (físico) y el mundo de las ideas (solo alcanzable  mediante la razón). Platón describió en su mito de la caverna una gruta, en la cual permanecen desde el nacimiento unos hombres hechos prisioneros con cadenas que les sujetan el cuello y las piernas, de forma que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna. Justo detrás de ellos, se encuentra un muro con un pasillo y, seguidamente,  por orden de lejanía respecto de los hombres, una hoguera y la entrada de la cueva que da al mundo, a la naturaleza. Por el pasillo del muro circulan hombres cuyas sombras, gracias a la  iluminación de la hoguera, se proyectan en la pared que los prisioneros pueden ver.

En este mito, el prisionero es el hombre: Las sombras de los hombres y de las cosas que se proyectan son las apariencias, es decir, lo que captamos a través de los sentidos y pensamos que es real (mundo sensible). Las cosas naturales, el mundo que está fuera de la caverna y que los prisioneros no ven, sería el mundo de las ideas, en el cual,  la máxima idea, la idea del bien, es el sol. Uno de los prisioneros logra liberarse de sus ataduras y consigue salir de la caverna conociendo así el mundo real. Es este prisionero ya liberado el que deberá guiar a los demás hacia el mundo real, es el símbolo del filósofo.

Para Luis Moro es muy importante el mensaje de su trabajo, en este caso, el hipocampo, ser mágico en vías de extinción lo usa como metáfora de los que acontece con los mares. Dando relevancia a los pequeños mundos que habitan a nuestro alrededor. El hilo conductor en su trabajo es la vida a través de los ejemplos animales que el hombre tiene olvidados. En su opinión, "Son invisibles para nosotros , pensamos en la economía y en el trabajo y quizás nos hemos desvinculado del espíritu primigenio del hombre, el cual se ha convertido en alguien ciego y sordo hacia nuestro mundo; solo vemos los signos y códigos que nosotros creamos".

Con esta exposición Moro ha pintado la noche, del mismo modo que en otras había pintado el fondo de los mares y el aire, con sus insectos.

Texto: Francisco Lara Mora.