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sábado, 28 de marzo de 2009

Exposición ISIDRE MARCET. Sitges (Barcelona).


LA MEMORIA DEL INCONSCIENTE, 
Isidre Marcet (Sitges, 1952).

Transcurridos más de treinta años desde la primera exposición de Isidre Marcet en Sitges, esta muestra antológica ofrece una retrospectiva de su obra. El método ideal para el estudio de una pieza es disponer del conjunto de obras realizadas en el mismo período de tiempo y a su vez poder insertar éstas en la secuencia evolutiva de la obra del autor. Este ha sido el caso. Para poder estructurar cada época y al tiempo destacar la diversidad de su creación ha sido necesaria una rigurosa y difícil selección entre cientos de piezas. Lógicamente muchas piezas no han sido incluidas y paralelamente hemos iniciado la catalogación de su obra con la inestimable colaboración de Joan Carles Vicente hoy día asesor artístico en el Hotel Estela de Sitges y experto que prestó sus servicios en la Galería René Metras de Barcelona y, por tanto, gran conocedor de la singladura artística de Marcet.

El presente de Sitges no se entiende sin contemplar su íntima relación con los innumerables artistas que la han habitado. En los últimos años del siglo XIX se encontraron aquí pintores locales como Joaquín de Miró, Antoni Almirall o Joan Battle, y otros venidos de fuera como Arcadi Mas o Joan Reig i Soler, primero con Meifrén y Casas y después con Rusiñol. En estos ciento dieciocho años transcurridos, mucho es lo que la bella población de Sitges y sus actuales moradores debemos a aquellos que, por su buen juicio, han enriquecido el patrimonio cultural y protegido hasta donde les fue posible los elementos urbanos y paisajísticos de los que hoy se puede disfrutar, como es el caso de Marcet y su grupo escultórico, donado altruistamente, instalado en los jardines de la Fundación Ave María, en la calle Artur Carbonell.

LOS ORÍGENES
Isidre Marcet es un pintor nacido en Sitges, donde siempre ha residido. Heredero de las vanguardias que se desarrollaron a partir del Movimiento Modernista, tan ligado al pasado de la Blanca Subur y sus Festas Modernistas. A partir de los desarrollos iniciales del impresionismo, se produjo un abandono de los ideales del arte académico y un retorno a los aspectos inmediatos de la vida cotidiana. En general, hasta fines del siglo XIX, la tradición concebía el arte como la representación del hombre y la naturaleza bajo modelos preestablecidos. La gran ruptura de los movimientos modernos con la tradición fue la deconstrucción del arte como esencia.

Las vanguardias artísticas volcaron la mirada hacia la riqueza espiritual y estética, incluso de los pueblos no europeos, introduciendo transformaciones inéditas en las concepciones plásticas. Es lo que podemos observar en los trabajos de estética primitivista realizados por Marcet a principios de los ochenta, de clara influencia africana y picassiana. El artista moderno, al abandonar el universo simbólico de la cultura tradicional, desencadenó una sensibilidad nueva que refleja la vivencia de un mundo en conflicto, articulándose una cultura de la máquina – “Nou Mon” -que se verá representada positiva o críticamente en las producciones artísticas de las nuevas tendencias.

Las revoluciones sociales, los enfrentamientos bélicos, el hundimiento del Humanismo y la angustia del hombre en la sociedad industrializada serán temas recurrentes a lo largo del siglo XX. El arte alcanza la capacidad provocadora para promover nuevos conceptos de individuo y realidad, enriqueciendo las categorías de lo urbano, el tiempo y la experiencia, la percepción, la libertad, el compromiso social y la exploración del inquietante inconsciente. En su última obra, mediante el retrato de seres imaginarios, Marcet nos muestra sus inquietudes artísticas, intelectuales e incluso humanas, marca de la originalidad y angustia vital del autor.

Marcet pinta desde siempre; sus primeras lecciones las recibe en las Escuelas de los Escolapios de Sitges, como sus compañeros Rafael Monzó y Artur Duch, y aún colegial, en los tiempos del bachillerato en los “franciscanos” de Vilanova i la Geltrú, acude a aprender a pintar con óleo al taller del maestro Salvador Massana, su profesor de dibujo en la escuela. Massana, que continua viviendo en Vilanova, heredó la técnica de Joaquim Mir, no en vano lo conoció cuando era niño y ejerció de ayudante y aprendiz del artista. A los diecinueve años, Marcet, cursa tres años de estudios de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de la Llotja, pero no es hasta 1977 cuando realiza su primera exposición, en la Galería Carrer Major de Sitges, de esta época son títulos como “Ca la Celia”, “Bodega del canobre” o “Les casetes”; muerto el General Franco era el momento del renacer de las utopías…, expone en S.Pere de Ribes, Vilanova i la Geltrú y una vez más en Sitges y tras vivir un tiempo como empresario ferretero, y dejando el negocio familiar, pasa durante un período a dedicarse a criar cabras en el campo. Es en ese período donde, según cuenta Marcet, toma conciencia de quién realmente es.


ESCUELA MASSANA. LOS OCHENTA
Animado por su compañera Montse Quiles, con quien ha tenido dos hijos, vuelve a los estudios en la Escuela Massana entre 1984 y 1986, esta vez de cerámica y anatomía artística. Siempre sin dejar de pintar, en su taller de la Calle Major, hasta la actualidad.

Fueron años de contadas exposiciones, en la Galería Yolanda Ríos de Sitges y otras colectivas en la Escola Massana y Salou (Tarragona). En estos años la pintura y la cerámica de Marcet se enriquecen mutuamente. Además la cerámica y sus volumen es indudablemente un excelente camino para explorar la escultura, también colabora con el ceramista Wali Hawes de Bombay (India) en la realización del vídeo “El Árbol de Fuego”(1989).

En este período produce y expone pinturas, dibujos y esculturas. Joaquín Domínguez escribía en las páginas de L´eco de Sitges: “…Marcet comienza al estilo de los clásicos con la adicción de ideas impregnadas de sutil fantasía, como ocurre con la mujer desnuda, de espaldas y al lado la fotografía llena de vida y exquisito erotismo de un rostro de mujer tierna. Inquieto en un tenso afán de búsqueda de nuevas formas a base de la combinación de colores diferentes, llega a una fase de ruptura por medio del retorcimiento de la materia que inevitablemente le conduce al hallazgo de nuevas e inauditas formas. Así, tras un periodo de producción de seres deformes, de parejas mutiladas con taras físicas y el dolor psíquico visible en sus rostros, se lanza hasta el collage de amontonamiento de volúmenes (maderas y cartones combinados con colores) que para mí tiene el valor de expresión impresionista del vómito lanzado al entorno por el artista insatisfecho que busca de manera más o menos consciente el revulsivo social.”

Aunque el estudio de la obra de Marcet nos muestra la posibilidad de diversas clasificaciones, optamos por una clasificación por series. Estas series estarían compuestas por un conjunto de piezas relacionadas entre sí y con una secuencia entre ellas. La comprensión de dichas series está en su conjunto y cada una de ellas contiene sus propias características .Hemos creído que era más importante conservar el orden creativo que el temporal, no interrumpiendo ni rompiendo así las series, sino, mostrando en su caso la evolución de una idea. Por ello el orden cronológico sufre alguna alteración .

La primera serie, coincidente con el período de los estudios de cerámica en la Escuela Massana, tiene una estética primitivista, de influencia picasiana, mencionada anteriormente, y consta de tres grupos, atendiendo al soporte utilizado por Marcet –papel, cartón y terracota-, con obras como “Angels noctambuls”, “El amor seducido”, “Lorca davant mateix”, “Fugint” o “El Rei de Harlem”.

En estos años ochenta, Marcet realiza una concienzuda investigación, prolija en resultados, comienza la creación de su personal universo en tres dimensiones; mediante el ensamblaje de maderas y otros elementos de reciclaje, -con cierta afinidad a Torres García y a los “juguetes” de Esteban Vicente- compone un mundo de geometrías, colores y formas contenidas entre las cuatro paredes y fondo, dando lugar a una serie muy numerosa de “cajas”, a modo de escenario teatral y paisajes. En otros casos las composiciones con maderas generan figuras y en ocasiones éstas forman escenas; sin descuidar la obra pictórica, cultivándola en paralelo, en intima relación.

Al tiempo que Marcet investiga con materiales de reciclaje –madera, cartón, etc.-, abre una nueva línea de experimentación matérica con pigmentos, cemento o polvo de mármol, generando texturas con raspaduras sobre materia y grietas, y experimenta con collages, cuyo fruto mostrará en la Galería Yolanda Rios de Sitges y especialmente en una sucesión de exposiciones durante los años noventa que le llevará a fichar por una de las galerías más importantes del panorama catalán: Metras.

Francés Miralles escribía con motivo de la exposición “X de X a Joan Miró” en 1993, “La obra de Isidre Marcet se ha desarrollado, básicamente en los años ochenta; en un momento de crisis estilística y de revisión de propuestas anteriores…encontramos el gusto por la materia y el color típicos de los años cincuenta y se reencuentra dentro de la ola de recuperación de diversas connotaciones del Informalismo. También de la abstracción de los años treinta encontramos la composición geométrica de planos”. No obstante es evidente el esforzado trabajo de Marcet por encontrar los símbolos que le son propios y quedan perfectamente sugeridos en los títulos de sus obras; y fruto de esta experimentación son las series que recogemos bajo los nombres de “cromatismes”, “abstracción estructural”, “construcció”, “estructures arquitectóniques”, “estructures de pensament”, “geometría espacial”, “reflexes mentals”, “el jardí del temps”, “retrats” o “Nou Mon”. Series que en algunos casos el autor inicia en los últimos años ochenta, pero que en general maduran en los noventa y los primeros años del nuevo milenio.


LOS NOVENTA. LA GALERÍA RENÉ METRAS
Son tiempos de una intensa entrega al trabajo y de una abundante y fértil producción artística, la abnegada dedicación de los pasados años comienza a dar sus frutos en forma de muestras. Marcet comienza su relación con la Galería Lemia Art de Sitges, participando en una exposición colectiva junto a Joan Abelló, Bosch Roger, Claramunt, De Sucre, Fradongo, María Girona, Mundó, Rafols Casamada, Xaus Tàpies y Tarrasó, y posteriormente realizará dos exposiones individuales -91 y 93- al tiempo que participa en certámenes de pintura y colectivas itinerantes como “III Certamen Nacional Pintores para el 92”, “VII Mostra d´art Contemporani Catalá”, “Noventa de los Noventa”, “V Centenario del Descubrimiento”, “Pintores Internacionales Olimpiadas 92”, “Centenari Festes Modernistes” o la mencionada “X por X a Joan Miró”.

En 1994 Marcet es convidado por la Galería René Metras, de la calle Consell de Cent en Barcelona, para participar en la exposición “Metre en boîte un univers”, junto a Jiri Chemelar, Rosa Brugat, Eduardo Cortils, Roshan Houshmand, George Lipchak y Antonio Oleada. Supone el inicio de una estrecha relación profesional, afectiva y diría de camaradería con Charles Metrás, director junto a su hermana Margaret de la Galería fundada por el padre de ambos, René Metras, que abrió sus puertas en 1962 y donde han expuesto, desde sus inicios, artistas como Fontana, Miró, Saura, Wols, Hartung, Fautrier, Enrst, Vasarely, Arp, Ponç, Tapies, Cuixart, Picasso, Feito, Millares, Delannay o Ferrant.

El vínculo con los Metras se consolida. Un par de años más tarde presenta una serie de dibujos y collages a base de elementos reciclados en la exposición “6 artistas”, junto a Alexa Anaya, Juan Cruz-Plaza, Jun-ae Lee, Pilar Van Ravell y Joseph Veciana; al año siguiente presenta en la misma Galería la pintura “Titilla sense Cap” y otra serie de collages en la exposición “Choix”, junto a Joan Descarga, R. Houshmand, Perico Pastor, Agustí Puig, Joan Rom, Antoni Socias y Alicia Vela. Finalmente en 1998 tiene lugar su primera exposición individual en Metras, dentro del programa “Presencies del nostre temps”. Marcet expone su obra más madura pinturas con tratamiento de fondos blancos, collages y esculturas, realizadas de nuevo con materiales de reciclaje a base de maderas de cajas de frutas o detalles de viejos muebles que adquieren nuevos significados, generando variedad de totems, figuras humanoides, etc.
En el mismo año, Metras participa en New-Art`98, la Feria de Arte que muestra el panorama del arte contemporáneo catalán, presentando a Marcet junto a Beat Kéller. Realizada en el Hotel Sants Barceló, sobre el evento escribía Isidre Roset en las páginas de L´eco de Sitges: “La habitación 123 fue ocupada por las obras de Marcet frente a las de Beat Keller, dos artistas interesados en la investigación de volúmenes: Isidre encajando y componiendo alegorías geométricas, Keller recuperando objetos encontrados conjugándolos con antiguos grabados. Los dos trabajan el collage de objetos recuperados, ambiguos, que a través de sus manos se transforman en significantes testimonios de nuestra era post-industrial destacada por la máxima consumista “usar y tirar”.
En 1999 Marcet despide el milenio con otra exposición individual en Metras –“Obra reciente”-, compartida con el poeta sitgetano Joan Durán que dedica una serie de poesías a las obras presentadas; materializado el acto en un recital.


ACTUALIDAD. REFLEXIÓN Y SÍNTESIS
Tras el intenso período de producción y realización de exposiciones anterior, Isidre Marcet se aparta voluntariamente de los escaparates exteriores que supone la participación en muestras y certámenes, entrando en una etapa mucho más introspectiva. Continua su trabajo creativo y de investigación, en su taller de siempre en la calle Major de Sitges, y éste parece estar orientado a dar un impulso unificador a su obra. Así, después de un periodo inicial de impulso emocional, seguido de otro más sensible, recala en el actual caracterizado por un razonamiento claro y preciso: “Marcet es un pintor de pocas exposiciones. Las madura tranquilamente, y en sus cuadros aún a pesar de la espontaneidad de los trazos, hay una profunda reflexión.” Escribía años atrás Montse Lago en L´eco de Sitges. Y así, no es hasta 2003 cuando realiza la siguiente exposición, nuevamente en Metras, y en este caso colectiva bajo el título francés “Reencontré d´instant”, junto a Aparici, Huete, Séller, krahn, el propio Charles Metras y Saladrigas. Presenta collages y entre ellos “L´home vermell”-cartón sobre papel y acuarela-.

"Es evidente que el espíritu se nutre de aquello que lo rodea. Por lo tanto hay enriquecimiento constante del individuo, lo que hace que eso sumado a una inquietud creadora lo convierta en artista", comenta Marcet; para quién lo exterior no es lo esencial, sino lo interior, el contenido, y la imagen que surge en el momento de la realización de una obra es fruto de la voluntad dirigida a dejarse ir y vivir el instante, tal como éste mana. Marcet, encuentra en las dualidades realidad y la fantasía, materia y espíritu, arriba y abajo, verticalidad y horizontalidad el equilibrio que le impulsa a vivir el presente. El ideal de un trabajo libre y creativo le ha llevado a recorrer caminos diversos, desde la abstracción a los objetos cotidianos, emprendiendo un diálogo constructivo que define el resultado. La utilización de los materiales en función del entorno y del momento vivido, en la interacción tiempo-espacio, es una de las herramientas a menudo usadas por el artista.

Absorber, reposar, retornar, restituir al plano físico aquello que es espiritual. Dejarse llevar en el hecho mismo de pintar, produciendo texturas, dibujos y colores, que son el resultado de la reflexión inconsciente de la memoria, son los ingredientes para la realización de la actual obra de Isidre Marcet; que durante los últimos años, se puede encontrar colgada en las paredes de la Galería Pau d´arara, en la calle Major, distante escasos cien metros del taller del artista. Su última serie “Nou Mon”, resultado y síntesis de otras anteriores, compuesta fundamentalmente de oleos sobre tela, muestra una serie de seres imaginarios formados de elementos mecanizados y geométricos –a veces inorgánicos-, formando mágicas escenas en un universo onírico.

Texto: Francisco Lara Mora, comisario.

sábado, 10 de mayo de 2008

Exposición MANUEL CUSACHS. Sitges



















ESCULTURAS DE MANUEL CUSACHS EN PAU D`ARARA

Este artista catalán, nacido en Mataró en 1933, se inició de forma autodidacta en la escultura de madera a la edad de catorce años y expuso públicamente al año siguiente. En años sucesivos aprendió la técnica de la escultura de la piedra con los maestros de las canteras de Órrius, donde hoy día tiene su taller. Su primera exposición individual llegará en 1962 y desde el año siguiente realiza esculturas de grandes dimensiones, lo que será una constante en su obra.

En 1951 Cusachs conoció al escultor Josep Clará (1878-1958), que a su vez había conocido a Auguste Rodin (1840-1917) en París. Veinte años más tarde fue becado por la Fundación de Arte Castellblanch para realizar un curso en Perugia y expuso en el Palacio de la Vaccara. Desde entonces entra en el mundo de la fundición a la cera perdida en el taller de Manuel Parellada de Barcelona, donde sigue fundiendo sus esculturas. Su obra guarda cierta influencia o paralelismo con la del suizo Augusto Giacometti (1901-1966) y el escultor de El Vendrell Apel-les Fenosa (1899-1988).A grandes rasgos, este es el recorrido del escultor de los cuerpos físicos; pero paralelamente se desarrolla el artista que siente y reflexiona, descubriendo la importancia de dotar a su trabajo con un aporte psíquico y emocional que Cusachs, excelente contertulio, enriquece con su relación con importantes escritores catalanes del siglo XX, a destacar Joseph Pla, Salvador Espriu, Martí i Pol , Joan Fuster o Luís Racionero, entre otros muchos.

Se trata de la primera ocasión en que el artista presenta sus obras en Sitges. Cusachs expone en la Galería Pau d´Arara varios grupos temáticos, de esculturas de bronce. Por un lado, La Sardana, La catalanitat i Europa, La gent de la terra, Sant Jordi, La montaña y el río, El fuego verde y Les mans, pertenecientes a “D'una terra blava”, que tienen un carácter simbólico.Realmente suponen la continuación de las 12 esculturas que realizó bajo el título 12 ensenyes de Catalunya, de la que se expone Las cuatre croniques. En ambos casos Manuel Cusachs acometió el difícil reto de simbolizar las más entrañables características del pueblo catalán: la tierra, la mar, la gente, el país, las tradiciones...

De otro lado, Cusachs descubrió con la lectura de El caminant i el mur, en 1979, que Salvador Espriu, como diría José María Castellet, había tenido la capacidad de sintetizar parte de la herencia mítica de la humanidad: el Libro de los Muertos, del Antiguo Egipto, la Bíblia, la tradición mística judía y la mitología griega. A partir de entonces mantuvo largos encuentros con el poeta, le propuso dar forma, como esculturas, a las imágenes plásticas que los poemas le sugerían y le fue mostrando bocetos y dibujos. Espriu ilusionado con la iniciativa animó a Cusachs “Afanyi`s!”; y el artista realizó treinta y seis esculturas más el busto del poeta.

En homenaje a la tierra y la cultura –etimológicamente cultivo y crianza- Cusachs presenta cinco esculturas pertenecientes a la serie “Ceps”- Barbollex, El Sol, La Lluvia, El Cep, Ceps en Zel- realizadas en una textura cargada de significado.

La exposición se completa con tres esculturas de la serie Petit Format - Desnudos al sol, Noie dels cels y Torç en negre- y tres de la serie Signes del no-res, representando tres parejas – hombre/mujer, hombre-hombre y mujer/mujer- la última experiencia del artista, originales realizados directamente en cera para realizar el vaciado a la cera perdida.

Este importante artista catalán ha expuesto en Boston, París, Estrasburgo o Roma y cuenta con obras en la Sagrada Familia (San Joseph de Calssanç y Sant Ignasi de Loyola) en el Monastrio de Montserrat (L`abad Oliba y La Visitació) o el Pati dels Tarongers de la Generalitat de Catalunya (Flocs de ribot) y ha realizado docenas de monumentos públicos (Puig i Calafalch, José Pla, Sant Ignasi Caminant, Juli Cèsar…)

La exposición de esculturas de Manuel Cusachs se puede contemplar hasta el 20 de junio, y después en el fondo permanente, en la calle Major-9 de nuestra ciudad, la sede de Pau d`Arara en Sitges.

Texto: Francisco Lara Mora.

sábado, 26 de agosto de 2006

Exposición CÉSAR DE LAS HERAS. Sitges








CÉSAR DE LAS HERAS. ESCULTURA CERÁMICA A PAU D'ARARA
.

La galeria  d’arts aplicades Pau d’Arara  del carrer Major presenta en la seva sala interior les escultures ceràmiques de Cesar de las Heras inspirades en les cultures antigues i amb la temàtica de les edificacions que podem trobar a les ciutats perdudes com Petra a Jordània o el Machu- Pichu del Perú.

César de las Heras  és un ceramista segovià que s’ha dedicat a investigar els materials i els colors de la ceràmica. Aquest interès l’ha dut a  visitar la ciutat xinesa  de Jingdezhen a la província de Jiangxi on va tenir origen la porcellana blanca  amb decoracions blaves que tan els portuguesos com els holandesos van primer exportar i després imitar.

La producció escultòrica de César de las Heras es fonamenta en una mena de pinyes constructives en les que es pot distingir unes parts compositives que a l’hora amaguen un interior  comunicat  amb la part  externa  per   finestres.  Algunes d’aquestes obres poden recordar la forma  primigènia dels poblats dels indígenes de l’Amazones, altres segueixen mantenint la forma circular  remetent a la bíblica torre de Babel, d’algun mode poden ser llegides com iglús. La persistència del color i la investigació amb porcellana utilitzada  damunt els esmalts amb grafismes es percep en les rajoles de refractari.

La instal·lació en la sala d’exhibició de Pau d’Arara s’acompanya de uns textos a manera de poemes que complementen i donen un sentit afegit a la ja interessant mostra d’aquest treball artístic. D’altra banda  César de las Heras comercialitza una sèrie de estris de vaixella ( teteres, gerres, vols, etc.) semblants a la ceràmica de Sargadelos però amb l’empremta personal d’aquest artista de la ceràmica.

En la celebració d’aquest any Rusiñol mostres com aquesta renoven l’interès que el viatger impenitent va demostrar vers les arts  dites menors la ceràmica i els esmalts en particular. De les moltes anècdotes del Senyor del Cau les que giren al voltant de la ceràmica en són majoria. El viatge vers l’origen atrau l’artista cap a les cultures llunyanes i ancestrals, font inesgotable de sorpreses com aquell jaciment de Xian amb els seus carros de guerra i els centenars de guerrers de terra cuita.

Texto: Isidre Roset Juan (Crític d’art de l’Eco de Sitges).

http://cesardelasheras.com/

sábado, 9 de julio de 2005

Exposición LIANE KATSUKI. Segovia








ESCULTURA DE LIANE KATSUKI EN LA GALERÍA PAU D'ARARA, 
(15/07/2005).

Estas formas escultóricas de la artista Liane Katsuki poseen unas estructuras orgánicas, vegetales o animales. Se elevan, como menhires conmemorativos, con prestancia y gesto estilizado y simbólico. Muchas de ellas parecen estar hechas para conmemorar algo importante de carácter público y especial, para elevarse por encima de las miserias y contradicciones de las masas humanas.

Quizás sea este carácter gestual solemne el que hace que la obra de Katsuki se traduzca a monumentos públicos, que por lógica no aparecen como esculturas en esta muestra de Pau d'Arara, sino sus pequeños módulos originarios y base de la posterior monumentalidad. Precisamente en la sala vemos diversas fotografías de formas monumentales de Liane Katsuki en plazas y jardines públicos.

Otra forma ovoide. 

Estas formas de inspiración orgánica a veces parecen sujetar o contener otra forma ovoide que recuerda a fecundación, parto y continuidad.

En el haber de la obra de esta escultura, habrá que inscribir la profesionalidad, la pureza en las formas, y el trabajo bien presentado. En el debe… quizás la demasiada pureza (al trabajar los materiales), y la convencionalidad de algunas esculturas, que bordean el encargo comercial, de lo que se debe huir. Aunque bien es cierto que el mundo del encargo oficial gusta de las fórmulas hechas y repetidas. Estaría bien una Liane Katsuki más rebelde e imperfecta, conservando, eso sí, su profesionalidad. (Pau d'Arara, Galería de Artes Aplicadas).

Texto: Antonio Madrigal.

lunes, 30 de junio de 2003

Exposición LUIS ARDEVÍNEZ. Madrid








PINTURA, ESCULTURA & OBRA GRÁFICA. 
Luis Miguel Ardevínez (Madrid, 08/01/1956).

"IDOLOS DE PAPEL". Acaba de clausurarse en la Galería Pau d'Arara una exposición que, por su singularidad, merece un comentario, aunque no sirva ya de acicate para visitarla sino de reflexión para quienes tuvieron el buen criterio de penetrar en este nuevo espacio en busca de pequeñas maravillas.

En uno de los capítulos de su "Libro negro", Giovanni Papini construye una de sus paradojas en torno al papel, material frágil por excelencia, pero soporte de la cultura, de la propiedad, del derecho, del dinero, de las declaraciones de amor, de las actas de defunción, de todo lo importante de la vida.

Pero el papel no es lo único frágil y corruptible, también es la carne y cuestión de tiempo, los metales y los mármoles. En realidad, también hay hombres de paja, gigantes con pies de barro, cortinas de humo y castillos en el aire, pero no dudaría de elegir antes a estas fantasías con mala fama que a los hombres de sólidos principios y acrisoladas convicciones , porque la única diferencia entre las unas y los otros es que los segundos ignoran sus propias limitaciones y, a veces, se les cae la máscara y muestran sus miserias en un ridículo que su propio orgullo les impide percibir. No hay más que ver los telediarios.

Sin empaque.
Todo esto viene a cuento porque las obras de Luis Miguel Ardevínez (Madrid, 1956), aparte de no ser de bronce ni de mármol, sino de papel y restos vegetales, carecen voluntariamente de empaque, de solemnidad, de todo eso a lo que aspiran las personas serias, entre comillas.A cambio, poseen la frescura y la imaginación propias de un hombre tocado por la gracia, una gracia que mantiene vivo su niño interior y le permite expresarse con una libertad y una franqueza admirables, creando obras cuya humildad de origen las hace verdaderamente grandes.

Luis Miguel Ardevínez parece seguir los consejos de Jean Dubuffet cuando dice que el artista debe hacer como el campista, que enciende fuego con lo que encuentra, con lo qeu tiene a mano. Algunas de su obras son de cajón de madera de pino, pero en su sentido literal, sin confundir nunca lo sencillo con lo simple, cajones de secretos y de sueños, cajas de tesoros sin valor tangible.Astillas de caña hacen de pinceladas sobre fondos de hojas, papel reciclado, planchas de lenguaje braille y todo cuanto posea la huella de lo natural, lo tierno y lo humano. Si lo infantil y lo primitivo son dos sustentos del arte contemporáneo, los retablillos alargados, además de evocar el arte popular amerindio, parecen el resultado de una paciente dedicación amorosa, mientras que sus inconfundibles tótems, como el genial "Pianista", tienen en su adaptación a la rama de la que proceden, una armónica comunión con la naturaleza y con el cosmos, que el espectador sensible puede percibir.

Poesía hecha forma y formas en aguafuertes con poemas  de Pepa Pedrero. Como éste: "Entre el pozo y el cielo, / entre el amor y el odio me debato, / entre el amor y el odio yo me pierdo. / Con la mano inocente lo acaricio, / con la otra, la culpable, lo destierro."

Texto: Jesús Mazariegos (EL NORTE DE CASTILLA, 26/04/2003).

viernes, 28 de marzo de 2003

Exposición LUIS ARDEVÍNEZ. Segovia


ESCULTURA, PINTURA Y OBRA GRÁFICA.


Los poblados cuadros de Luis Ardevínez están habitados por una animada suma de elementos plásticos de notable atrevimiento y originalidad, que superan un simple collage. La madera, tratada a veces con intencionada brusquedad, es siempre protagonista de estas creaciones, en sus contenidos y en sus continentes.

Me refiero a los marcos, que casi siempre forman parte del todo. Ardevínez, además de colgar cuadros que son algo así como cajas contenedoras de sugerentes elementos, expone unas peculiares esculturas de madera pintada, respetando casi la forma original de la pieza, y realizando un guiño al espectador entre anif y primitivo, a irónico y cáustico. Porque la ironía  está presente en casi todas estas creaciones escultóricas y, por supuesto, en los cuadros una inquietante ingenuidad bastante bien estructurada.

También, Luis Ardevínez nos enseña en esta exposición unas "cajas-poema" que parecen ser el empeño más poético y trascendente de sus trabajos, y que a mí me parecen literarias y retóricas, y con una aportación alo plástico. Con mucho, yo prefiero esas dos composiciones tituladas "Pintor" y "Pintora", poseedoras de gracia, fuerza e inventiva; prefiero sus "Bañistas", en playas de rugosa madera, y el recuerdo nostálgico de la vida irresponsable infantil plasmada en el cuadro denominado "La Peonza", realizado con muy pocos elementos, y de gran esfuerzo de síntesis. A veces, la alegría de la fiesta y de la vida brinca y desborda al artista , como por ejemplo en las cajas llamadas "Tatachín..." y "Jardín de infancia". De las esculturas resaltó "El Pianista", una figura espigada, con encanto y carga crítica.

En resúmen, este creador plástico madrileño se expresa de forma propia , definida, original y desenfadada. Es una obra de notable interés, de la que él a buen seguro expurgará en su futuro (pocos) excesos de barroquismo innecesario, hiedra que resta algo a la brillante propuesta.

Texto: Antonio Madrigal (EL ADELANTADO DE SEGOVIA, 17/04/2003).

viernes, 8 de junio de 2001

Esposición LUÍS ARDEVÍNEZ. Sitges








PINTURA, ESCULTURA & OBRA GRÁFICA


Las obras de Luis Ardevínez están impregnadas de sensaciones de infancia, de los primeros descubrimientos de las calles, en su barrio madrileño, o del mar que descubrió en un primer viaje al Cabo de Gata, en Almería, cuando iba al Colegio del Santo Ángel en el Puente de Vallecas de Madrid.

El reciclaje, una constante en su trabajo, es un asunto personal que nada tiene que ver con el oportunismo de la moda. Conserva recuerdos de una época en los 80 donde, por falta de medios, usaba papeles pintados, muestrarios o puertas, junto a sus compañeros del estudio de la vallecana calle Peña Prieta. Desde entonces, mantiene el mismo espíritu, pero hoy los papeles de "confeti" aparecen en recuerdo de una fiesta de "moros y cristianos", o añoran la fábrica de papeles que quebró hace dos décadas en el Levante, que hoy habita Papeleras Reunidas o los papeles de seda que utilizaban sus primas en la escuela de Corte y Confección...

Los peces (de colores), que en el mar "se veían tan claramente" a diferencia de los de los ríos..., y una experiencia chamánica de comprensión de la "cadena de la vida" marcan una constante estética en su vida, generando poemas de respeto a Mamá Naturaleza (como a Luis le gusta llamarla).

Texto: Francisco Lara Mora.



sábado, 31 de marzo de 2001

Exposición LUÍS ARDEVÍNEZ. Madrid


PINTURA, ESCULTURA & OBRA GRÁFICA


Las obras de Luis Ardevínez están impregnadas de sensaciones de infancia, de los primeros descubrimientos de las calles, en su barrio madrileño, o del mar que descubrió en un primer viaje al Cabo de Gata, en Almería, cuando iba al Colegio del Santo Ángel en el Puente de Vallecas de Madrid.

El reciclaje, una constante en su trabajo, es un asunto personal que nada tiene que ver con el oportunismo de la moda. Conserva recuerdos de una época en los 80 donde, por falta de medios, usaba papeles pintados, muestrarios o puertas, junto a sus compañeros del estudio de la vallecana calle Peña Prieta. Desde entonces, mantiene el mismo espíritu, pero hoy los papeles de "confeti" aparecen en recuerdo de una fiesta de "moros y cristianos", o añoran la fábrica de papeles que quebró hace dos décadas en el Levante, que hoy habita Papeleras Reunidas o los papeles de seda que utilizaban sus primas en la escuela de Corte y Confección...

Los peces (de colores), que en el mar "se veían tan claramente" a diferencia de los de los ríos..., y una experiencia chamánica de comprensión de la "cadena de la vida" marcan una constante estética en su vida, generando poemas de respeto a Mamá Naturaleza (como a Luis le gusta llamarla).

Texto: Francisco Lara Mora.