jueves, 21 de diciembre de 2000

Exposición ROBERTO GALVÃO. Madrid


PINTURA & OBRA GRÁFICA.

Conocí a Roberto Galvão (Fortaleza, 1950)  en 1993, en los Talleres de Obra Gráfica de Pastrana (Guadalajara) con los que, a modo de Cursos de Verano, la Universidad de Alcalá de Henares celebraba el setecientos aniversario de su fundación. Allí coincidimos, formando parte de un grupo cosmopolita,  con Eduardo Eloy (Brasil), Blaise Patrix (Francia), Injaï Braïma (Guinea Bissau), Alejandro Quiroga y Rodrigo Cornejo (Chile);  y los españoles:  Marga Llin, Isabel Moreno, Artemis Rupérez, Susana  Murias, Hilario Ranera, Sotte, Sofía García, Rafael Amorós y Luis Ardevínez. Realizando posteriormente, en Aranjuez (Madrid), la exposición colectiva “Grafica de Aquí y de Allá”, con la incorporación de obra gráfica de Eva Davidova (Bulgaria), Rafael Monagas (España), Philippe Martin (Francia), Marisa Lara (México), Jean Marc Gauthier (Francia), Moisés Finalé (Cuba), Ramiro Arango (Colombia), David Anglés (Bolivia) y Sebastiâo de Paula (Brasil).

En la exposición de la galería Pau d’Arara, Galvão presenta obras realizadas en los 90, donde las bestias zoomórficas agrupadas en sus telas se individualizan dando lugar a un bestiario con características muy especiales, en el que cada uno de los “bichos” se desparrama ocupando la superficie de la obra, se puede observar en el cartel anunciador de la exposición, que contiene una obra muy representativa. 

El profundo estudio sobre la obra de Chico da Silva y la propia relación con éste pintor, considerado primitivista, pero que también bucea en las aguas del surrealismo que emana del inconsciente, tienen una profunda influencia en este periodo; captando Galvão el sincretismo antropofágico de la tradición nordestina, común a la obra de Aldemir. Fruto de la imaginación y de las leyendas, los animales mitológicos han acompañado la historia de los hombres desde sus orígenes, convirtiéndose incluso en seres arquetípicos. Así, la aparición de seres mitológicos es común a muy diversas culturas y podemos decir que todo pueblo con tradiciones e imaginación tiene sus propias bestias mitológicas, en muchos casos relacionadas con el bien y el mal. Por ejemplo, al sur de Brasil, el pueblo Mapuche, en Chile, desarrolló una tradición muy grande de seres extraordinarios, entre los que se cuentan la serpiente alada (Piwichén), el zorro con cola de culebra (Ngurru vilu) o una oveja deforme (Wallipeñ);  Y al otro lado de América, el pueblo Azteca representó al dios Quetzal, un animal mitológico mezcla de ave y serpiente: "Serpiente Emplumada".  Sin olvidar las representaciones de la mitología china, hindú,  egipcia, griega, romana o del Medievo europeo (Pegaso, unicornio, cíclope, centauro, cancerbero…). Todos ellos fueron mezcla de seres que realmente existen o existieron, lo que hizo pensar en ocasiones que fuesen mutaciones genéticas, monstruos de la naturaleza e incluso aberraciones, nacidas de la confusión propia de la época antigua en que se describieron; como es el  caso de los descritos en los Diarios de a bordo de los navegantes españoles que descubrieron las costas de Ceará, allá por el año 1500, acompañando a Vicente Pinzón. O como confesara Chico da Silva a Galvão en una de sus delirantes conversaciones: “los monstruos existen, yo los he visto en el Cine”.

Un bicho percusionista y otro saxofonista, grabados calcográficos realizados por Galvâo en los Talleres de Obra Gráfica de Pastrana en 1993, que ilustran los congresos Música, Arte y Mística celebrados anualmente, desde 1995,  en la localidad alcarreña, son ejemplos de la obra gráfica expuesta, que comparten temática y universo con la pintura.

Tras la exposición, la obra de Roberto Galvão pasará a formar parte del fondo permanente de la galería Pau d’Arara.

Texto: Francisco Lara Mora.

miércoles, 20 de diciembre de 2000

Inauguración GALERÍA DE ARTES APLICADAS PAU D'ARARA MADRID


EXPOSICIÓN COLECTIVA: 
JOSÉ RINCÓN, ANGEL CHICHARRO, PEPA JORDANA, SASTRE, JESÚS GALPARSORO, JOSÉ PORTILLA, MARCIANO BUENDÍA, ROBERTO GALVÃO Y FRANCISCO LARA.


ARTE A PIE DE CALLE. Un nuevo espacio en el que la artesanía popular es elevado a una categoría superior.

Con la finalidad de acortar distancias y unir definitivamente el mundo del arte con el público de la calle, un colectivo de artistas decidió poner en marcha hace unos meses la tienda Pau d'Arara. Ocho artesanos españoles y un brasileño muestran sus colecciones en pintura, cerámica, joyería o madera de forma continuada en este espacio que también alberga exposiciones itinerantes.

Los responsables de la idea son dos joyeros, Jesús Galparsoro y Francisco Lara, cuyas creaciones se encuentran a la venta al igual qie el resto de las piezas de sus compañeros.

El local conserva el sabor añejo y castizo que le proporciona su fachada de madera y escaparate de cristal que sirvió como tienda de ultramarinos en el Madrid palaciego. En su reducción interior, dividido en tres plantas, se aprovecha cada rincón y es posible contemplar los distintos objetos de un amisma colección descansando en baldas de madera. Destacan las cajas y frascos especieros elaborados por Marciano en cerámica lacada, cuya técnica de cocción recuperada de la más ancestral tradición oriental, consigue tener un tipo de acabado poco  común en barro.También son llamativos los sorprendentes diseños de bandejas, tarros y lámparas realizadas por Angel Chicharro a través de la unión de las tres maderas más cotizadas: olivo, nogal y caoba.

El mundo de la cerámica también está representado por Sastre, un manchego con gusto por el azul mediterráneo y la luz. Este sentimiento queda plasmado en los utensilios que modela, de gran colorido y de uso doméstico, como platos, teteras o ceniceros. Por su parte, la artista Pepa Jordana realiza murales de gres bruñido y cerámica, como llaveros y colgantes del mismo material, con diseños sencillos de arte rústico -sin estridencias ornamentales-, que inspira su obra.

Las creaciones de los joyeros Jesús Galparsoro y Francisco Lara son completamente distintas, pero igualmente innovadoras. Mientras que el primero se inclina por los motivos geométricos en sus series -Mosaico y puzzle, de plata y piedras semipreciosas, respectivamente-, Lara prefiere dar rienda suelta a su imaginación confeccionando pulseras y anillos con animales mitológicos y terrenales, como tiburones o ranas en sus diseños más preciados. El coste, a pesar de tratarse de series limitadas, varçia según el proceso de elaboración y el tamaño, de este modo, es posible adquirir desde una gargantilla por 6.000 pesetas hasta un pie de lámpara por 60.000 pts.

Texto: Laura Ballester (EL MUNDO).




sábado, 23 de septiembre de 2000

Exposición UWE GEEST. Sitges


UWE GEEST, PINTURAS.

Viu la seva infantesa a Dahme, un petit poble a la vora del Mar Bàltic, abans de retornar a Hamburg, on va néixer l'any 1941 i on va estudiar arquitectura. Resideix a Barcelona des de l'any 1968. Ha exposat a Espanya, França, Holanda, Gran Bretanya, Andorra, Venezuela, Marroc i Alemanya.

Fa un any, vaig demanar a l'Uwe si podia observar-lo mentre pintava i així veure el naixement i l'evolució posterior d'un quadre. Jo sabia que li demanava molt, perquè l'acte de crear és quelcom d'intim, de molt personal. Requereix de l'artista que oblidi el món exterior per poder estar en total comunicació amb el seu propi món interior. Ell hi va accedir i, gairebé de seguida, alló que era per part meva pura curiositat intel·lectual  i artística va deixar pas a una sensació molt més profunda: alló que jo veia formar-se a la tela es transformava dintre meu en qualcom de propi, s'integrava al meu món interior i m'interpel·lava amb tal força que no podía estar-me d'expressar-ho després -i, de vegades, quasi simultàniament amb el seu acte de pintar- amb els meus medis, és a dir amb paraules.

D'aquesta observació interiorizada van sorgir uns poemes que porten els noms dels seus quadres. Per alguns d'ells. les fases intermèdies -que vaig veure i han deixat de ser- em van inspirar versos tan diferents entre sí com ho poden ser els estats efímers d'una obra, de la cual el públic només veu l'última etapa, és a dir la definitiva.

Paralel·lament, intentava, tot mirant fotografies antigues, penetrar en el món oníric, màgic, de la seva infantesa i entendre quins elements havien deixat la seva imprenta a la jove memòria del nen per anar formant, a poc a poc, un món pictòric poètic i sensual on la vivesa dels colors mediterranis, lluny de fer desaparèixer la melangiosa pal·lidesa de la natura del Nord, s'hi combina de forma única i inseparable. Jo volia, en el seu esguard i sota els seus dits de pintor, retrobar aquest cel del Nord, on s'estiren, de punta a punta, uns llargs núvols blanquinosos, aquest mar més gris que verd o blau i les grands extensions de sorra del Bàltic. Volia, des del seu taller de Barcelona, fer un tomb per Dahme, el poble on va viure de petit.

Aquí teniu el resultat d'aquest passeig, d'aquesta unió entre les imatges i les paraules: un any d'una visió complementària, enriquiment mutu i intercanvi creatiu, un any d'una meravellosa experiència artísitca i humana.

 Texto: Yael Langella, Barcelona 07/04/1999.

sábado, 26 de agosto de 2000

Exposición JOSÉ IGNACIO RINCÓN. Sitges


PINTURAS & OBRA GRÁFICA

En el verano de 1993, José Rincón (Sevilla, 1959) visitaba los Talleres de Grabado de la Universidad de Alcalá de Henares en Pastrana, invitado por sus alumnas de la Galería Brita Prinz, Susana Murias y Artemis Rupérez. Posteriormente el que subscribe visitaría en múltiples ocasiones el taller de obra gráfica de la Galería Brita Prinz, donde Rincón supervisaba el trabajo de los artistas que allí ejecutaban sus grabados. Y posteriormente, cuando la Universidad de Alcalá de Henares nos encargó la dirección de los Cursos de Verano en Pastrana, iniciamos una variada colaboración que incluiría la realización de cursos de grabado (calcográfico y técnicas aditivas) y exposiciones.

Así, en el mes de julio del 96, coincidieron en los mismos Cursos de Verano de la Universidad de Alcalá en Pastrana, Eduardo Eloy como profesor de un Curso de elaboración de Papel Artesanal, José Rincón -profesor de Grabado-, Isabel Iglesias –profesora de encuadernación- y el mejicano Jorge Castro –profesor de Diseño de Joyas-; los talleres se realizaban en el patio porticado y la nave de la iglesia, hoy sin culto,  de un antiguo convento franciscano fundado en 1475 y allí se produjo una simbiosis, consistente en la impresión de las matrices del curso de grabado sobre los papeles artesanales (a base fibras vegetales propias del verano alcarreño: paja, lino, cañas...) producidos por el curso de papel.

Los participantes, Ángela Muelas, Antonio Santana, Aura Rojas (Colombia), Gema G. Vizcaíno,  Gloria Castellanos, Jesús Galparsoro, Joaquín Manzano, Juan J. López, Julio F. del Rey, Laura Oliveros, Mª Soledad Rojo, Mª Teresa  Martín, Nini Olaizola, Mauricio Gª Gutiérrez y Andrés Anguita, donaron algunas de las obras realizadas durante el curso, con la idea de crear en el, entonces abandonado, Palacio renacentista de la Princesa de Éboli un Centro de Cultura que albergara los talleres y una colección de grabados que se enriquecería, curso a curso y año tras año.

Aunque el proyecto quedó en la "vía muerta" gracias a la "oposición" del caciquillo municipal que tenía otros planes para que el desarrollo de la "Villa" no tomara un rumbo tan arriesgado, pues ya se sabe que los artistas siempre van acompañados de ideas novedosas y, además, les mueve esa cantinela enigmática de la ética y la estética..., en el siguiente año organizaríamos la exposición  Obra Gráfica de José Rincón en el recientemente inaugurado nuevo MAUC -Museo de Arte de la Universidad Federal de Ceará (Brasil)-  y en 1998 la Galería de José Guedes en Fortaleza realizaría la exposición "Conexões", combinando grabados de Roberto Galvão y joyas de Francisco Lara con los grabados de José Rincón. 

Nuevamente, en 1999, a pedido de Roberto Galvão, que comisariaba la exposición "A Curvatura da Luz" que conmemoraba los 80 años desde que en Sobral (Brasil) se comprobara la Teoría General de la Relatividad de Einstein, seleccionamos para participar en la misma, obras de José Rincón, Isabel Moreno, Sotte y Susana Murias.


Ahora,  la galería Pau d'Arara recibe la exposición de pintura y obra gráfica de José Rincón, cuya obra pasará a formar parte del fondo permanente de la galería, al terminar la misma. Tratándose de una ocasión, poco habitual, para observar la obra del Rincón pintor -dialogando- con la más conocida obra gráfica del Rincón grabador.

Texto: Francisco Lara Mora.



sábado, 15 de julio de 2000

Exposición MARINA VÉLEZ VAGO. Sitges


MARINA VÉLEZ, PINTURAS/SEDA.


Mitad bestiario del reino animal, mitad frutas y verduras del universo vegetal, la autora argentina afincada en Camorritos (a los pies del macizo montañoso de los Siete Picos, en la Sierra Norte de Madrid), Marina Vélez, crea una iconografía, entre la estética de las miniaturas medievales, realizadas minuciosamente sobre pergamino, y la estética de los dibujos animados que ha coloreado su infancia, y la de sus hijas. Trascendiendo desde el marco de la producción de pañuelos de seda y otros elementos complementarios, propios de las disciplinas ligadas a la moda, destinados al mercado de las ferias de artesanía -o las tiendas como Coscoja-Segovia en la que estaba involucrada, especializadas en artesanía y regalos para el turismo más afín al disfrute de las culturas locales-, al espacio temporal expositivo de una galería de arte, en el que se experimentan ideas y conceptos, que proponen respuestas  estéticas a la necesidad humana de convivir con la belleza.



Desde el nacimiento de la galería Pau d'Arara, los pañuelos y abanicos de seda de Marina Vélez están representados en el fondo permanente que la galería ofrece a su clientela diariamente.

Texto: Francisco Lara Mora.


sábado, 24 de junio de 2000

Exposición JUAN CHILLIDA. Sitges


ESTRUCTURAS HABITABLES Y PINTURAS


Juan Chillida Ameztoy (San Sebastián, 1956) presenta en la galería  Pau d'Arara, carrer Major de Sitges, una serie de esculturas en diálogo con cuadros que, a su vez, integran un componente escultórico.

Sobrino del famoso escultor, Eduardo Chillida, y primo de varios artistas trabaja en la frontera que permite la unión de disciplinas de dos y tres dimensiones, pintura y escultura, en su estudio de Urnieta, cerca del monte Adarra, donde se encuentran los famosos Crónlech de Eteneta, donde con seguridad el artista se inspira en sus paseos.

La exposición, presentada con anterioridad en la galería donostiarra Art Co., desarrolla uno de sus temas predilectos: "la narración de la fragilidad". Composiciones que incluyen óleo, "collage" de elementos en relieve y estructuras alámbricas, articuladas con cierta flexibilidad y de forma, aparentemente aleatoria, que permiten el movimiento y, tal vez, neutralizan cualquier agresión: "Siempre se han construído los exteriores de la escultura, o en el caso de los autores vascos, el vacío. Pero a mí siempre me han interesado los interiores y su construcción, donde se ven todas las formas". Comenta el autor.

Texto: Francisco Lara Mora.

sábado, 3 de junio de 2000

Exposición JOSÉ PORTILLA. Sitges


PINTURAS, JOSÉ PORTILLA,
(Villaverde de la Gureña-Salamanca, 1937).

Cuando, junto al joyero donostiarra Jesús Galparsoro, realizábamos los trabajos de adecuación del local que sería la sede catalana de la galería Pau d'Arara, el cocinero valenciano Miguel Rocher, que trabajaba en el restaurante Can Baladía, situado en una preciosa casa modernista de Argentona, nos presentó al empresario del textil Manel Serras i Corominas, que estaba interesado en establecer algún tipo de relación con la nueva galería sitgetana. Pues Serras, que comenzó a coleccionar arte a la edad de 18 años cuando, como premio paterno por finalizar los estudios preuniversitarios, escogió un cuadro de una exposición, en lugar de una moto como era común entre sus amigos. Dándose el caso de que el joven autor del que Manel escogió el cuadro sería después conocido como Tàpies; y en la actualidad, tras su jubilación del negocio familiar en Granollers, se había entregado a su pasión que era realizar exposiciones de arte para vender las obras de sus autores escogidos.

Así, a Manel Serras (que se convirtió en el tercer promotor del proyecto Pau d'Arara) se debieron la primera exposición de pintura realizada en Pau d'Arara, "Suite La Verema" de Domènec Corbella (1999), las exposiciones de Jordi Prat Pons y Josep M. Codina (2000), y la inclusión de la obra de José Portilla en el grupo inicial de autores de la galería. Desde el primer momento, el pintor con el que el resto de participantes encontramos una mayor afinidad estética.

José Portilla había cursado estudios en las escuelas de Bellas Artes de San Eloy y Artes y Oficios de Salamanca y en el Cercle Artísitc de Sant Lluc de Barcelona, ciudad a la que se trasladó en 1959.

En Salamanca formó parte del gruppo Tormes, durante la década de los 60, con el que realizó exposiciones en diversas ciudades, con una trayectoria artística que se ha prolongado hasta este momento, en relación íntima con la Meseta y el Mediterráneo. Teniendo en la actualidad estudios abiertos en Barcelona y Salamanca.

Desde 1968 en que expuso en Castelldefels (Barcelona) no ha dejado de realizar exposiciones nacionales e internacionales, así como participar en distintas ferias de arte dentro y fuera de la Península Ibérica.

Texto: Francisco Lara Mora.





sábado, 13 de mayo de 2000

Exposición JOSEP M. CODINA. Sitges


PINTURAS, JOSEP M. CODINA
(Mataró, 1958).

Codina hizo su primera exposición individual en Mataró en 1985. Formado en el ámbito académico, primero en la escuela de artes aplicadas Pau Gargallo de Badalona y después en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona, inició su trayectoria artística marcada por la maestría de los artistas mataronenses Arenas y Novellas. Codina rápidamente se desprendió de las influencias iniciales, para adentrarse en la creación de un lenguaje pictórico personal que configura hoy un particular universo artístico. Codina ha compaginado el trabajo pictórico con el diseño y la docencia y ha obtenido diversos premios y destacados reconocimientos, Codina tiene una larga trayectoria expositiva, con obras en colecciones privadas y en diversas instituciones públicas.


Josep M. Codina y la creatividad de la búsqueda constante
El arte es una investigación constante y el que la practica no termina nunca, sino que siempre empieza. Por esta razón: me complace volver a acompañar a Josep M Codina (Mataró, Maresme: 1958) en sus arries­gadas experiencias pictóricas destinadas a encontrar: en el suspirar del Universo, la razón ultima de la exis­tencia humana. Años atrás o hice cuando, con la nave del pensamiento y entre las brumas de la realidad, jus­to aterrizaba en el laberinto de las estructuras. Hace escasos meses, en Salou, junto con mis compañeros de jurado, me fue posible premiar uno de sus cuadros sobre el gran misterio del placer que proporciona la vida. Y ahora lo rehallo de nuevo para hurgar con la palabra escrita en la absorbente herida que a manera de ojos cerrados o de bocas entreabiertas él sitúa sobre la ternura del alma.

Josep M Codina es un pintor de sensaciones. Sus sentidos van más allá de la realidad corpórea, aunque los necesita para captar la armonía del gesto, el gusto de la piel, el ritmo del son, el olor del cuerpo y la suavidad del sexo femenino. Sensual, nunca se queda en las apariencias formales, sino que quiere captar el sentido úí­timo de una convulsión que culmina en el más amoroso de los besos. Pinta por instinto. aunque todo lo ra­zona. Busca, en las técnicas y los soportes que ha utilizado, aquellos elementos que mejor le ayuden a describir de una manera plenamente plástica todo el misterio del amor hacia los demás y hacia uno mismo. Ahora, el papel elaborado a mano, la cera virgen y la parafina son sus aliados para ir hacia arriba, para encontrarse con el primer temblor de luz propia, aquella que, sin saberlo a ciencia cierta nosotros, fue el origen y es el final de la humanidad.

El espíritu es el que origina la materia y ésta se abre y se cierra de acuerdo con lo que deseamos ser. Pero solo podemos saber del interior a fuerza de insistencia. Y esto es lo que hace Josep M. Codina, constante y obsti­nado en su búsqueda de las esencias naturales. De la convulsión al escalofrío, de la conmoción a la impacien­cia, nos explica, quizás ignorándolo incluso, que el placer y el dolor, la plenitud y la carencia, son los funda­mentos de la duda constante en la que vive la eterna creatividad.

Texto: Josep M. Cadena.

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EL SOPLO DE UNA HUELLA
Josep Maria Codina realiza una obra de una rara sutileza y lirismo. Sobre un papel de calidades matéricas, rugoso y con accidentes, dibuja delicados trazos. Son como improntas o incisiones que sugieren huellas inscritas en la piel, caligrafías, heridas, sexos… Acaso sean abstracciones o estilizaciones de elementos reales, pero intuyo que estos signos poseen una dimensión simbólica. Tengo la convicción de que estas señales transmiten un significado, que configuran un código que guarda un mensaje cifrado. Lo que me propongo es dar un rodeo para aproximarnos a este lenguaje hermético, aunque sé muy bien que nunca podremos agotar completamente su sentido oculto.

La obra actual de Josep Maria Codina parece o aparenta ser un arte abstracto, aspecto éste que puede sorprender, porque en sus inicios el artista hacía una pintura figurativa. Esta contradicción, sin embargo, es aparente, porque como veremos –avanzo mis conclusiones-, se trata de un mismo mundo, de una misma actitud, de una misma manera de afrontar la vida. Frecuentando con asiduidad el estudio de Codina, he tenido la oportunidad de seguir su evolución. Su trayectoria no es lineal, pero existen algunos episodios muy significativos. En algunas de sus obras primerizas -expuestas en 1985-, como “Engranatge temporal” y “Radiografia I”, se describe un universo interior que está más allá de la superficie de los objetos, por debajo de lo visible. En este sentido, el título de “Radiografía I” es toda una declaración de principios. El artista es como el radiólogo que bucea en el interior del cuerpo, en las entrañas. Así también en la otra pieza mencionada, “Engranatge temporal”, cuyo título alude a la descomposición –casi pieza por pieza- de un mecanismo. El artista es quien abre esta caja cerrada, quien nos invita a explorar lo subterráneo, lo que está bajo la piel de las cosas.

Otro hito importante es una serie realizada hacia mediados de los noventa, la de los laberintos. En ella el artista ha introducido ya un cierto tratamiento “informal”: se valoran las texturas, se incorporan suturas en la tela rota… La obra consiste en un fondo de matices de color, como si fueran las brumas o aguas borrosas que deja una sustancia líquida. Pues bien, en esta materia informe, aparece la arquitectura geométricamente pura de un laberinto, un dédalo a modo de relieve en negativo, esto es, vaciado o hundido en aquel paisaje acuoso. Acaso este laberinto sea el subsuelo que por un instante aflora en la superficie del cuadro. Tal vez la pintura posea en su interior otra vida, que es el laberinto enterrado y tan solo entrevisto, y la superficie sea una cobertura que oculta esta estructura secreta. Bajo el cuadro visible parece existir otra realidad
Vemos, pues, que desde sus inicios Josep Maria Codina ha mostrado una misma inquietud: la exploración de lo que está bajo la superficie o la fachada de las cosas. Y esta actitud está tan arraigada en él que ni siquiera es consciente de ello. En una ocasión en la que estábamos hablando sobre el paisaje, me comentó con naturalidad que quería mostrarme unos trabajos suyos, unas marinas. Efectivamente, las piezas eran marinas, pero de una absoluta rareza, porque se trataba en realidad de paisajes del fondo del mar, esto es, –nuevamente- paisajes interiores.

Evidentemente entre su obra actual y este otro trabajo que acabamos de comentar hay un salto importante. Pero interesa señalar la relación de continuidad entre ellas: un anhelo de agarrar lo invisible, la estructura íntima o el alma de las cosas. Detrás de esta actitud subyace la idea del arte como algo esencial, como portador de significados profundos.

De Fautrier a Tàpies, de Beuys a Kiefer hay una filiación artística que considera que la materia es portadora de un significado mítico. Tàpies habla de una realidad “noumenal”, de una energía, una fuerza viva que habita en lo material y que se revela a través del artista. Es un pensamiento mágico que ve en la materia el origen de la vida y, por extensión, del sentido. La materia es también lo inconsciente, lo virginal, el magma de lo indecible… Posee en sí todos los significados, todos los sueños, todas las palabras… Si Josep Maria Codina trabaja en la actualidad con gruesos papeles -que en ocasiones fabrica él mismo- es por una voluntad de profundizar en aquella búsqueda de lo oculto.

Hay una hermosa imagen de Klee que ayuda a entender la creación y el tipo de artista que es Josep María Codina: el árbol que hunde sus raíces en la tierra. Sus frutos emergen de este fondo insondable que es el suelo que pisamos, de lo oscuro, del inconsciente, de lo que tememos… Yo veo a Josep María Codina como el artista-árbol que hace germinar su obra de la materia.

Falta preguntarse sobre las germinaciones de este árbol. A veces se ha dicho de la obra de Codina que se trata de una cartografía íntima, de una especie de autorretrato o autobiografía. Muchos de sus títulos aluden a la piel ¿Acaso son marcas en la piel, como el artista ha querido dar a entender e alguna ocasión? Tàpies, para explicar su trabajo con la materia, aludía, metafóricamente, a que sus improntas eran como graffitis y signos grabados en los muros. Tal vez podamos pensar, con Artaud, que el trabajo de Josep Maria Codina “es la pintura de un hombre que se ha hecho solo, pegándose piel a piel sobre la naturaleza y sobre la pintura (…) Todos los pintores llevan su anatomía su psicología, su saliva, su carne, su sangre, su esperma, sus vicios, sus sanies, su patología, su carácter, su personalidad, su santidad o locura sobre sus telas”. La pintura es –según Artaud- como un tratado escrito sobre piel.

En este sentido, yo veo las señales de Josep Maria Codina como tatuajes, pero en el sentido más profundo que esta práctica puede tener: una escritura que invoca las fuerzas celestes y que al mismo tiempo busca una comunicación con ellas. El tatuaje del indígena sirve a éste para identificarse con el misterio de la naturaleza, para comprenderlo e inmunizarse de él. Así, las improntas y signos de Codina son una suerte de itinerario iniciático y de conocimiento.

Sin embargo, todas aquellas manifestaciones que implican incisiones y huellas llevan también el estigma de la muerte. Una de las piezas más ambiciosas de la exposición, un tríptico titulado “Amantissíma Trinitat”, muestra las huellas de los pies de unos niños directamente grabadas sobre el papel, cuando éste estaba todavía húmedo y fresco. La huella es el rastro de un tiempo que no se volverá a repetir; es el testimonio del devenir, la melancolía del tiempo que pasa. Pero en el acto de incisión hay también un aliento, un soplo de vida, una energía que por un instante alumbra de vitalidad y anima la materia inerte.

En definitiva, hemos hablado de radiografías, de la pintura como un velar y mostrar las cosas, de paisajes submarinos, de materias y pensamientos mágicos… En todo ello existe un hilo conductor, esta inquietud de Josep Maria Codina por penetrar lo inefable. Acaso la manifestación más delicada de esta voluntad se manifieste en el soplo que ha marcado la huella de aquel niño en el cuadro

Texto: Jaume Vidal Oliveras.

sábado, 15 de abril de 2000

Exposición PEPA JORDANA.Sitges


ESCULTURA CERÁMICA.


Pepa Jordana (Madrid, 1949) se inició en los territorios fronterizos  al mundo del arte al interesarse por el  Interiorismo para después estudiar técnicas de grabado y litografía, graduándose en Artes Aplicadas, en la Escuela de la Palma (Madrid), donde ingresó en 1970, para  posteriormente trabajar en el ámbito de la restauración de documento gráfico en el Centro Nacional de Restauración.. A principios de los ochenta se decantó por la cerámica tras descubrir la obra de Arcadio Blasco en una exposición en Madrid, abandonando la experimentación con obra gráfica y cambiando el taller de grabado por un taller de cerámica con el asesoramiento de Máximo de Pablos.

 Ha sido profesora de cerámica durante 18 años, en centros educativos y culturales de la Comunidad de Madrid y Presidenta de la Asociación de Artesanos de la Villa (1993-95), donde nos conocimos al coincidir en las ferias de artesanía que Pepa Jordana impulsó, como fue la Feria de Artesanía del Jardín Tropical de la Estación de Atocha, realizada en navidad, con periodicidad anual.
Dedicada a su taller de cerámica desde 1984, amplió su aprendizaje en talleres temporales como La Bisbal, o pasando tres meses como becaria en la Escuela de Cerámica de Shigaraki (Japón). Formó parte del grupo inicial de autores que crearon Pau d'Arara y, por tanto, sus obras forman parte del fondo de la galería desde el inicio.

Gracias a la colaboración que mantenemos con la directora del Centro Cultural Ibercaja en Guadalajara, María Dolores García Chavarría, en 1997 pudimos organizar una exposición de esculturas cerámicas de Marciano Buendía -también componente del fondo Pau d'Arara- y en octubre de 1999 coordinamos la exposición de Pepa Jordana que antecedió a la que ahora se muestra en la galería Pau d'Arara de Sitges.

La obra que presenta es un ejemplo de como, lentamente, con el paso del tiempo, la obra que el autor realiza, en realidad, está moldeando a su artífice. En este caso adquiriendo paciencia, ilusión a raudales y una importante seguridad en sí misma. Fundamentalmente estructuras geométricas, de formación arquitectónica. Se puede señalar un grupo de obras en el que homenajea a su apreciada cultura guanche, de las Islas Canarias, con diversos "guerreros", con formas totémicas triangulares y decoraciones geométricas, que junto a una serie de "estelas", con formas circulares, de lenteja, y "sellos" con forma de paralepípedos cuadrados o rectangulares, forman un universo mítico, que invita a la reflexión metafísica.

Otra serie de obras, de construcción más compleja, dentro del aparente minimalismo de las formas utilizadas, generalmente inseridas en el sistema cúbico, presentan diversos tipos de ventanas o escaleras de carácter metafórico, como desvelan sus títulos: "Juego", "Escalera imposible", "Proa", "Una mirada"... Estructuras volumétricas, con aberturas, que permiten expresar, percibir y comunicar todo tipo de sensaciones.

La totalidad de las obras están realizadas mediante refractario  y porcelana, creando un juego de contraste, de colores y texturas, desde la luminosidad de la porcelana blanquecina a sutiles tonos conseguidos mediante engobes, que son cocidos en atmósfera oxidante a una temperatura de 1260º C.

Como en el caso de Marciano Buendía, terminada la exposición, las obras de Pepa Jordana estarán disponibles en el fondo permanente de Pau d'Arara.

Texto: Francisco Lara Mora.

viernes, 24 de marzo de 2000

Exposición JORDI PRAT PONS, Sitges


PINTURAS, JORDI PRAT PONS
(Mataró, 1965).

Tras las exposiciones de Domènec Corbella (pintura) y de Marciano Buendía (escultura cerámica), en Pau d'Arara-Sitges se puede visitar hasta el 13 de abril una interesante colección de bodegones firmados por Jordi Prat Pons. Con esta exposición, Pau d'Arara abre las puertas a este pintor catalán qeu ha desarrollado la mayor parte de su vida artística en galerías americanas (EEUU, México, Argentina...).

Pese a su juventud, 34 años, Prat Pons presenta una línea de trabajo muy depurada, en la que se aprecia un camino artístico evolucionado, de factura propia. Sus bodegones, formados fundamentalmente por botellas vacías, de diseño comercial, reconocibles por todos, latas de pintura u algunos objetos (molinillos de café), atesoran imágenes que nos acompañaron en tiempos pasados, realizados sobre fondos abstractos. Si sobre los elementos del bodegón se aprecia un extraordinario dominio de la luz, en los fondos abstractos se reconoce la habilidad de un pintor comprometido que expresa el paso del tiempo sobre los muros llenos de imágenes publicitarias: cine, circo...

Prat Pons utiliza en estos trabajos una combinación de técnicas, realizando un "collage" sobre lienzo en el que, posteriormente, plasma sus bodegones al óleo. Sus resultados son de gran belleza plástica y su nombre, sin duda, será una constante en el panorama de la pintura catalana contemporánea.

Texto: Francisco Lara Mora.